La
criminología y su papel en las políticas públicas: de la teoría a la acción en
un mundo cada vez más complejo y globalizado, la seguridad ciudadana y la
prevención del delito se han convertido en prioridades fundamentales para los
Estados. En este contexto, la criminología emerge no solo como una disciplina
académica, sino como una herramienta estratégica para el diseño, implementación
y evaluación de políticas públicas eficaces.
1.
Criminología como herramienta analítica y predictiva
La
criminología, entendida como el estudio científico del delito, sus causas,
efectos y formas de control, ofrece un marco teórico y metodológico que permite
analizar fenómenos delictivos con profundidad. Esta capacidad analítica es
esencial para identificar los factores estructurales y situacionales que
propician la criminalidad: pobreza, exclusión social, desigualdad, falta de
oportunidades, entre otros.
Guardiola Lago,
M. J., Padró‑Solanet, A., Quintero Olivares, G., Tamarit Sumalla, J. M., &
Villacampa Estiarte, C. (2016) Mencionan que además,
la criminología tiene una función predictiva. A través de modelos como la
criminología ambiental, del desarrollo o la teoría de las actividades
rutinarias, se pueden anticipar patrones delictivos, identificar zonas de
riesgo y prever comportamientos criminales. Esta capacidad predictiva permite a
los gobiernos diseñar políticas preventivas más focalizadas y eficaces, como la
vigilancia estratégica, la intervención temprana en jóvenes en riesgo o el
rediseño urbano para reducir oportunidades delictivas.
El
modelo sistémico de Easton, ampliamente citado en el análisis de políticas
públicas, sitúa a la criminología como una disciplina que alimenta cada fase
del ciclo de políticas: desde la identificación del problema hasta la
evaluación de resultados
2. De la criminología
académica a la aplicada: integración en decisiones públicas
Históricamente,
la criminología ha sido una disciplina académica centrada en la producción de
conocimiento. Sin embargo, en las últimas décadas ha evolucionado hacia una
criminología aplicada, orientada a resolver problemas concretos de seguridad y
justicia. Esta transición implica una colaboración más estrecha entre
investigadores, responsables políticos y operadores del sistema penal.
Según
Aguilera Portales, R. E., & González Cruz, J. (2011). Mencionan los
siguientes ejemplos de integración práctica:
· Prevención
situacional del delito: Basada en teorías como la de las ventanas rotas o el
diseño ambiental (CPTED), esta estrategia se ha aplicado en ciudades para
rediseñar espacios públicos, mejorar la iluminación, eliminar puntos ciegos y
aumentar la vigilancia natural, reduciendo así la criminalidad.
· Justicia
juvenil: La criminología del desarrollo ha demostrado que las trayectorias
delictivas pueden modificarse con intervenciones tempranas. Esto ha llevado a
la creación de programas de mentoría, educación y apoyo psicosocial para
jóvenes en riesgo.
· Políticas
de seguridad ciudadana: En países como España y México, los criminólogos han
participado en la elaboración de planes nacionales de seguridad, aportando
diagnósticos basados en evidencia y evaluaciones de impacto.
· Asistencia
a víctimas: La criminología victimológica ha influido en la creación de programas
de atención integral a víctimas del delito, reconociendo su papel central en el
sistema de justicia.
En
todos estos casos, el conocimiento criminológico se traduce en decisiones
públicas concretas, legitimadas por su base científica y orientadas a resultados
medibles.
Este
video de Soberanes,
S. (2021)., ofrece una visión clara y concisa sobre la relación
entre la criminología y las políticas públicas. Explica cómo el conocimiento
criminológico no solo sirve para entender el delito, sino también para diseñar
estrategias de prevención y evaluación de políticas de seguridad. Es una
reflexión útil tanto para estudiantes como para profesionales, ya que resalta
la importancia de aplicar la teoría a la práctica con base en evidencia,
siempre considerando el contexto social y los derechos humanos.
3.
Evaluación de políticas criminológicas: el rol del criminólogo
Una
política pública no puede considerarse exitosa si no se evalúa su impacto. La
evaluación es una fase crítica del ciclo de políticas, y aquí el criminólogo
desempeña un papel fundamental.
¿Qué
implica evaluar una política criminológica?
Evaluar
significa medir si una política ha cumplido sus objetivos, si ha sido eficiente
en el uso de recursos, si ha generado efectos no deseados y si es sostenible en
el tiempo. Para ello, se utilizan indicadores cuantitativos (reducción de
delitos, reincidencia, percepción de seguridad) y cualitativos (satisfacción de
usuarios, respeto a derechos humanos, legitimidad institucional).
Modelos
de evaluación:
· Top-down (de arriba hacia abajo): Se centra en los objetivos definidos por los diseñadores de la política. Evalúa si se cumplieron las metas establecidas desde el poder central.
· Bottom-up
(de abajo hacia arriba): Considera la experiencia de los actores que
implementan la política (policías, trabajadores sociales, jueces, etc.) y de
los beneficiarios. Este enfoque permite detectar problemas prácticos y ajustar
la política en tiempo real
Funciones
del criminólogo en la evaluación:
· Diseñar
metodologías de evaluación rigurosas.
· Recolectar
y analizar datos empíricos.
· Interpretar
resultados y proponer mejoras.
· Garantizar
que las políticas respeten los derechos fundamentales y no generen efectos
adversos, como discriminación o criminalización excesiva.
En
este sentido, el criminólogo actúa como un puente entre la ciencia y la
política, asegurando que las decisiones públicas estén basadas en evidencia y
orientadas al bien común.
Hacia una política criminal basada en evidencia
La
relación entre criminología y políticas públicas es cada vez más estrecha y
necesaria. En un contexto donde los recursos son limitados y las demandas
sociales son crecientes, los Estados necesitan diseñar políticas criminales
eficaces, eficientes y justas. Para ello, deben apoyarse en el conocimiento que
ofrece la criminología.
Pasar
de una criminología meramente académica a una aplicada implica reconocer que el
saber científico puede y debe transformar la realidad. Y en este proceso, el
criminólogo no es solo un observador, sino un actor clave en la construcción de
sociedades más seguras, equitativas y respetuosas de los derechos humanos.
Aguilera
Portales, R. E., & González Cruz, J. (2011). Política
criminológica y seguridad pública: Un análisis alternativo desde la
criminología crítica [PDF]. Universidad Nacional Autónoma de
México. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3104/6.pdf
Guardiola Lago, M. J., Padró‑Solanet, A.,
Quintero Olivares, G., Tamarit Sumalla, J. M., & Villacampa Estiarte, C.
(2016). Evaluación y análisis de
políticas públicas en la política criminal (2ª ed., Módulo 6). En
Política criminal.
Oberta UOC Publishing. Recuperado de https://openaccess.uoc.edu/server/api/core/bitstreams/3cd72491-844c-4a74-97df-b06652e1c72a/content
Soberanes, S. (2021). Relación entre políticas públicas y la Criminología [Video 1]. YouTube. https://youtu.be/vNYpJorRTFY
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